Esta aventura nos traslada al sur del cercano Marruecos, la puerta de entrada al Sáhara. Iniciaremos el recorrido atravesando el macizo del Atlas por la ruta de Demnate hacia el palmeral de Skoura. Una ruta espectacular, salpicada de aldeas de adobe perdidas en el tiempo, que atraviesa el valle de Tassaut, uno de los lugares más especiales del Atlas y que esconde maravillas como la aldea de Magdaz o la Kasbah de Amridil.
Tras el oasis de paz de Skoura, continuaremos rumbo al sur siguiendo las huellas de la antigua Ruta de las Caravanas, que en su camino al lejano Tombuctú, atravesaba paisajes tan variados como las montañas de Jebel Saghro, el palmeral del río Draa o el mar de dunas del erg Chegaga. En ella se encuentran joyas históricas como el Palacio de Telouet, sede de El Glaoui, el antiguo Pachá de Marrakech, la Kasbah de Taourit o la ciudad fortificada de Ait Ben Haddou, lugar que no deja indiferente.
A orillas del Draa, escondida entre sus grandes palmerales, se encuentra el antiguo barrio judío de la Kasbah de Tamnougalt, encrucijada en las rutas de las caravanas que procedían de Sijilmasa o Telouet. Más al sur todavía, encontraremos la aldea subterránea de Tamegroute, antiguo centro de peregrinación y de estudios coránicos. Y ya, acariciando las arenas del desierto, Zagora, Tagounite y, finalmente M´hamid, allá donde el río desaparece devorado por el desierto para reaparecer 600 km al oeste, en las playas saharianas de Tan-Tan.
Y después de M’hamid, el desierto. Atravesaremos hamadas, dunas y oasis antes de llegar a la inmensidad del mar de dunas del Erg Chegaga, el lugar más especial de todo el viaje, donde pasaremos la noche entre las dunas. Una noche mágica.
Regresaremos a Ouarzazate por otra ruta igual de espectacular, para terminar el viaje en uno de nuestros lugares favoritos, la Kasbah de Taourit. No se nos ocurre mejor manera de terminar el viaje que escuchando la llamada de la oración del atardecer desde la terraza de nuestro riad en el interior de la medina.