La ruta que os proponemos os llevará a tiempos y lugares lejanos, al romance del rey Salomón y la reina de Saba, a escuchar viejas historias de etíopes orgullosos de su pasado. Os contarán como llegaron a ser los guardianes del Arca de la Alianza para protegerla durante siglos, lejos del alcance de saqueadores y exploradores. Mito o realidad, la historia apasiona.
Javier Reverte decía que la historia de Etiopía se mueve a partes iguales entre el orgullo y la falacia, la bravura y la sangre, la cólera y la fe, la realidad y el mito. Y es que Etiopía es el único país africano nunca colonizado y eso marca su cultura y costumbres que no dejarán indiferente al viajero.
Las iglesias excavadas en roca de Lalibela son la prueba de que el pueblo etíope es capaz de cosas inauditas. De crear maravillas únicas en el mundo. Como también lo son los grandes monolitos del antiguo reino de Aksum o los monasterios enclavados en las montañas de Gheralta, en la región del Tigray, donde tendréis que trepar para llegar a alguno de ellos o los castillos del recinto amurallado de Gondar (Patrimonio de la Humanidad)
Y también disfrutareis de maravillas naturales como el Parque Nacional de las montañas de Simien y su color verde intenso de agosto. Y, con suerte, ver algún ejemplar de lobo etíope o a los babuinos Gelada, endémicos de la zona.
Os dejará boquiabiertos el mítico lago Tana, descubierto por el jesuita español Pedro Páez en el s. XVII. Allí nace el Nilo Azul, que caprichoso como ningún río, se revuelve hacia el Sur escondido entre profundas gargantas durante 400 km, para luego darse la vuelta y abrirse a los valles y desiertos del norte y, en Jartum, unirse a su hermano el Nilo Blanco.
Y como no, adentrarse en el territorio Afar, pueblo duro como la tierra que habitan; ver las caravanas de sal cada atardecer hacia Ahmed Ela y el mercado de Berhale, últimos vestigios de un mundo que desaparece. Visitar el Dallol, el único volcán activo del mundo bajo el nivel del mar. Dormir bajo las estrellas en el paisaje lunar del lago Abbe o junto al mar de lava en el cráter del Erta Ale, son experiencias inolvidables.
Un viaje que perdurará en vuestra memoria para siempre.