11 May El país de la magia
Inicialmente había pensado titular el artículo la Venecia africana, y con este tan atractivo como poco original nombre sacado de una guía para turistas, quería llevaros a Benín y navegar por el laberinto de canales de Ganvié, la ciudad sobre el lago. Otro de esos lugares especiales que desde hace mucho tenía en pausa, a la espera de conseguir juntar tiempo y dinero, que son dos cosas que nunca me vienen juntas, aunque a decir verdad, ni separadas.
Pero Benín es mucho más, es como el significado de la palabra vudú, la fuerza, el alma, el África ancestral reflejada en sus etnias, es su esencia, el país de la magia. Por eso cuando recuerdo Benín, me aparecen con igual fuerza las danzas de máscaras gueledé, las fortalezas del País Somba o el olor tras la tormenta en la ciudad imperial de Abomey. Recuerdo también mis deseos de perderme por aquellos caminos de tierra roja entre las selvas del norte o simplemente el relax de la playa rastafari de Grand Popo; y por supuesto, recuerdo entrar por el paseo de eucaliptos encalados de Ouidah, la cuna del vudú, para atravesar el umbral que separa lo real y lo sobrenatural, la ciudad donde apenas se distingue entre vivos, muertos y ausentes…
Es todavía el África de la aventura y la sorpresa, lo que siempre busqué, que a veces aparece a la sombra de un baobab en las proximidades de una aldea Gourmanché, allá por el norte, mientras compartes fuet y un buen Ramon Bilbao a morro con una mejor compañía.
Volviendo a Ganvié, para entender el porqué de este lugar hay que remontarse 300 años, cuando el comercio de esclavos estaba en su apogeo y cerca, en Ouidah, belgas, ingleses, daneses, franceses y portugueses levantaron sus fuertes dedicados a la trata. La Puerta de No Retorno en la playa de la ciudad era el último lugar que veían de África. De allí salieron miles de esclavos tras ser subastados bajo el árbol de la plaza Chacha, marcados a fuego y hacinados en la oscuridad a la espera de ser embarcados hacia lo desconocido, dejando todo atrás, convertidos en mercancía.
Pero mi espíritu romántico y bohemio prefiere llevarme a recordar a aquellos botánicos, aventureros, tratantes, exploradores, buscadores de fortuna… todos atraídos por la aventura, sabedores de que lo mejor de la vida se encuentra siempre al otro lado del miedo. Por eso dejaron todo, por eso llegaron a esta ciudad de tierra roja, bosques de caoba y playas vírgenes, por la aventura. Poco a poco fueron sucumbiendo, se los llevó el clima, las enfermedades o los ataques de los nativos. Cayeron tantos que Rudyard Kipling llamó a la costa de Guinea “la tumba del hombre blanco”. Aquí se empezó a beber el Gin-tonic como profilaxis contra la malaria, una de las grandes aportaciones del s.XIX a la medicina preventiva.
En Ouidah se mezclan todavía el sabor colonial que convive con templos vudús, mercados de fetiches, estatuas de dioses y leyendas. Se venera tanto al Dios cristiano como a los murciélagos que cuelgan del gran iroko del bosque sagrado de Kpassé, o a las serpientes del Templo de las Pitones (que aunque parece nombre de garito de carretera, es un templo dedicado a Dan, el dios serpiente).
Con el florecimiento del mercado de esclavos de Ouidah, algunos reinos como los fon de Dahomey, los Yoruba de Nigeria o los Ashanti de Ghana, tuvieron que decidir entre ser esclavistas o esclavos y para ello crearon ejércitos poderosos. El más singular y temido de todos era el de las Amazonas de Dahomey, célibes consagradas por entero a su rey y a la guerra, valientes y crueles que antes del combate bailaban la Danza de la decapitación (muy bailable). Una peli de Tarzán me hizo soñar con ellas, aunque la realidad estaba lejos de lo que mi imaginación de adolescente hormonado me sugería.
Fue el único ejército de amazonas que realmente existió, hasta la aparición de la Guardia Amazónica que Gadafi creó para su protección en el palacio de Bab el Aziziya. Vírgenes, expertas en artes marciales, capaces de pilotar aviones o combatir cuerpo a cuerpo, sofisticadas, bellas y temidas…. Otro África, también ya lejana. Al hamdulillah
El caso es que ante los ataques de las guerreras de Dahomey el rey de los Tofinu ideó esconderse en el lago Nokoué consciente de que sus enemigos no se atreverían a perseguirles hasta allí, pues tenían la creencia de que en el fondo del lago se escondía un terrible demonio. Y vencieron al lago y a la muerte a base de ingenio, ideando vivir sobre palafitos y apartarse del mundo.
La ciudad fue creciendo hasta convertirse en un caos de canales bulliciosos que es la base de su encanto. No es mal plan perderse por ese laberinto acuático, especialmente por el mercado flotante, donde cada mañana se acerca un desfile de mujeres con sus coloridos bubús y sus desvencijadas piraguas cargadas hasta arriba de fruta o verduras. El ambiente es fascinante. Mientras tanto, los hombres salen a pescar, que allí desde pequeños, todos son pescadores.
Una vez fui en domingo, cuando los cánticos religiosos se apoderan de la laguna, pues hasta cinco cultos diferentes conviven en la ciudad, toda una experiencia. Tuve la suerte de asistir a una misa de la secta del cristianismo celeste y todavía retumba en mi cabeza el exaltado sermón del pastor amenazando con ir al infierno de continuar esta vida pecadora.( que no lo diría por mi…)
Así es Ganvié, la versión más exótica de Venecia. Han pasado más de 300 años y desde entonces están ahí, son los hombres del agua, los moradores de Ganvié, “los que han encontrado la paz”, (como significa el nombre).
Qué afortunados son, yo sigo buscando la mía, mi paz…
Nuria
Publicado a las 07:55h, 11 mayoSuperándote, no tengo palabras. Bueno si, ¡lo que da de si un cacho de carne como tu jajaja!
undiaenlavidadecuchara
Publicado a las 12:41h, 11 mayoHay que ver en lo que se ha convertido este bistecalaplancha que tenias por hermano…si hasta tengo sensibilidad…:-) Un beso muy gordo hermanita.
jose costa collell
Publicado a las 08:52h, 11 mayoTu siempre dando envidia y bien acompañado!!!… De mayor quiero ser como tu
undiaenlavidadecuchara
Publicado a las 12:38h, 11 mayoSiempre por África y siempre bien acompañado, miedo me da lo que me espera en la próxima vida, me temo que no va a ser tan buena…. Un fuerte abrazo
el coronel
Publicado a las 15:05h, 11 mayobonito relato, he tomado nota de algunas cosas, del iroko, de lo del otro lado del miedo, ….. las usaré en alguna ocasión, con tu permiso claro.
undiaenlavidadecuchara
Publicado a las 18:00h, 11 mayoclaro tio, yo también te fusilaré alguna de las cosas que cuentas. Un fuerte abrazo
Susana Muñoz Cuenca
Publicado a las 13:29h, 22 mayoVamos por el segundo viaje de las cuatro «locas» y nuestro guía de cabecera…esto va camino de convertirse en un clásico…:)). Y es que lo que ocurre en las furgonetas de nuestros viajes se queda en las furgonetas…jajaja. El resto lo cuentas de maravilla tú… y es que África sentida y narrada por ti tiene aún más magia si cabe, es aún más bonita, más misteriosa, más salvaje…un África que por momentos duele…Y es que a esta zona le tenía yo especiales ganas, por motivos que ahora no vienen al caso…y no puedo decir más que TOUCHÉ…ahora entiendo un poco mejor una parte de mi vida…de alguna manera, el círculo se ha cerrado…
¡¡Por muchos viajes más juntos!! Un abrazo apretao…
undiaenlavidadecuchara
Publicado a las 21:18h, 22 mayoSusana, me ha encantado tu comentario, y me alegro mucho que te gustara tanto el viaje. Si, ya empieza a convertirse en un clasico, me encanta…Un beso muy gordo