29 Oct Tanzania: en tierra masai

Aquí estoy de nuevo, para trasportaros una vez mas hacia la culpable de gran parte de mis líos y desvaríos: Africa. Me ha costado un poco regresar al blog porque llevo unos días entre trastornao y trasnochao, pero no os preocupéis, porque ya estoy retomando de nuevo el control de mi vida. Alguien a quien quiero mucho, pero mucho, mucho, me dijo hace poco que el cambio y el caos ( y cuando decía caos por una vez no se refería a mi habitación) preceden a una tormenta de posibilidades… Y así me encuentro yo, esperando el diluvio.

Entre las muchas decisiones dolorosas que he tenido que tomar, una ha sido abandonar el Lateral (sí, habéis leído bien) y trasladar el centro de gravedad de mis aperitivos al Whitby, que por ahora está en periodo de prueba, aunque seguimos abiertos a nuevos sponsor. De momento aquí parece que los gintonic están mas cargados y favorecen el flujo de ideas peregrinas. Recuerdo aquella tarde, justo antes de un vuelo a Tanzania, en la que nos dedicamos a desarrollar proyectos imposibles para mejorar la vida de los moteros. Algo que nos pudiera sacar de pobres, vamos…

Todo empezó cuando pensamos en aquél modelo de Airbag para motos que encontré en Bamako. Alguno lo recordará

Después se nos ocurrió desarrollar un prototipo que garantizara la estanqueidad del motorista y le mantuviera seco todo-tiempo con independencia de las condiciones climáticas…Pero al llegar a Kissi, en Kenia, ví horrorizado que nos habían robado el proyecto…

También diseñamos un modelo de amoto, eminentemente agraria y multidisciplinar, capaz de pasear a la parienta y toda la familia, circular por todo tipo de terreno o de disponer de un top case (maletero) que le permita transportar, que se yo…hasta 30 gallinas a la vez¡¡, y mira por donde, al llegar a Karatu, en Tanzania,  vi que una vez mas nos habían robado la idea…

Bueno, iba a continuar con mas prototipos, pero me he dado cuenta de que esta nueva gilipollez que os acabo de soltar y con la que me he quedado tan pancho, ya no daba mas de si. Así que voy a retomar mi idea inicial que era mostraros una etnia que se ha convertido en sinónimo de bravura y exotismo, aunque para mí que están mas próximos al mito que a la realidad, y que lo mejor que tienen, y es mucho, es que la tierra en la que habitan es increíble.

Es muy probable que el origen de la leyenda de los masai se remonte al relato que Joseph Thomson, el primer viajero que atravesó su territorio allá por 1883, hace de aquella expedición. Thomson, de los Thomson de toda la vida, se quedó asombrado de aquellos feroces guerreros, bebedores de leche y sangre y de su sentido de la dignidad. (Por cierto que las famosas gacelas Thomson se llaman así por él, en sentido cariñoso, claro, no como alusión a nada que le hubiera salido en la testuz mientras descubría otros mundos.)

Realmente aquellos feroces guerreros no eran los masais sino sus vecinos los iloikop, que posteriormente fueron absorbidos por aquellos, pero la siguiente expedición de Karl Peters, de los Peters de Madrid, continuó mezclando los ritos de unos y otros y la leyenda fue en aumento. Hoy día, el ritual de los guerreros ‟moran” de enfrentarse a un león armado solo con una lanza, su costumbre de no mostrar nunca dolor o bailar saltando muy alto para conquistar a una mujer forman ya parte del Patrimonio Intangible de la UNESCO.

Esta aureola de exotismo que les ha envuelto desde entonces ha hecho perder la cabeza a mas de uno. Poca gente sabe que a finales del siglo XIX hubo una epidemia de amor, conocida como masaitis, durante la cual un gran numero de administrativos de la colonia británica abandonaron sus cargos para irse a vivir con otras tantas mujeres masai a sus manyattas (aldeas). Parece ser que esta es la primera prueba documentada que existe sobre el nacimiento de los perroflautas…, luego ya vinieron los pecos, los porritos, peace y esas cosas…

El último episodio de esta epidemia fue llevado al cine en aquella película titulada La Masai blanca, una chica que se enamoró tan perdidamente de un masai que regresó a Tanzania para irse a vivir con él, dejando plantado a su novio germano de toda la vida ( y que evidentemente saltaba muchisimo menos que el masai…)

Aunque mi apellido es muy mandinga, en muchos aspectos me siento identificado con los masais. Hace muchos años, cuando era guerrero, yo también me alimenté mezclando leche y sangre, pues recuerdo que mas de un sábado por la mañana he desayunado mojando morcillas en el colacao, y a menudo me viene a la memoria haber bailado pegando saltos en la discoteca con resultados similares, (similares día tras día, proximos al conjunto vacío). Aunque esto lo achaco a que en la discoteca Patos de Torrelodones, (pronúnciese Turledons) escaseaban las chicas masais que son las que de verdad aprecian este tipo de gráciles evoluciones que sólo yo se dar en la pista de baile..

A pesar de que intentan mantener vivas las tradiciones del pasado, los tiempos han cambiado una barbaridá y los masais se han tenido que adaptar a ellos. Ya no es arriesgado atravesar su territorio ni los guerreros son tan belicosos, tampoco salen a cazar un león con lanza para demostrar su valor.. pero no seré yo el que les reste mérito, pues les he visto pastorear a pie, en zonas frecuentadas por leones, y la verdad es que a eso, yo, pues mira, no me atrevo.

Tampoco los masais han sido ajenos a los efectos de la globalizacion, es increible que haya dos cosas que todo el mundo conoce de aldea en aldea. El primero es la alineación de ese equipo de futbol que hay por Cataluña y que siempre me lío y nunca me acuerdo de como se llama..

y lo segundo que todo el mundo conoce es el blog del cuchara. Es que no os podeis imaginar, es verme, reconocerme y no parar de pedirme autógrafos…O eso, o mi gran parecido tantas veces comentado con el hermano pequeño de George Clooney…el caso es que me reconocen.

Os decía al principio que lo mejor que tienen los masai es su territorio, que es increíble, y voy a insistir en el tema. He frecuentado bastante esta zona, y tengo que decir que me acuerdo de todos y cada uno de los dias que por aqui he pasado, y mucho mas especialmente de sus noches. Ninguna me ha dejado indiferente, siempre, siempre ha habido algo especial…

Me encantan las noches junto al fuego en buena compañia, disfrutando de las estrellas, de muchas historias y de los ruidos de los animales salvajes que merodean las zonas de acampada. Solo por esto, necesito volver una y otra vez…Se va a quedar en mi memoria para siempre, la increible noche que pasé este verano en Banagi, cuando un considerable grupo de hienas, que seguía a un par de leonas de caza, se acercó al campamento y nos deleitó con una noche de risas, aullidos y peleas.

Cada verano tiene lugar la gran migración, un misterio de la naturaleza que consiste en que millones de chinos se acercan al rio Mara para fotografiar a unos cuantos ñues indecisos mientras lo cruzan o perecen en el intento.

y con esto termino por hoy. Para despedirme, y para que una vez mas podais constatar lo tierno que puedo llegar a ser, os dejo con unas fotos de niños masas a ver si os gustan. Este primero, se ve que no es masai, es mas bien tirando a mandinga…

aqui van los masais